Los imperios rara vez colapsan de un día para otro en un cataclismo inesperado. En cambio, tienden a desmoronarse lentamente por un largo periodo de tiempo antes de que una significante conmoción externa – guerra, recesión, un evento climático importante – aplique el golpe de gracia. En retrospectiva, los historiadores identificarán las causas de su descomposición, y expresarán sorpresa de que nadie lo veía venir.
Los historiadores del futuro trazarán el declive supuestamente irrevocable del dólar como la moneda de preferencia del sistema financiero global para pagos y activo de reserva. Ellos podrán decidir que el punto de retorno fue la semana del 2020 que vió al Congreso de EEUU debatiendo sobre cómo enviar cheques de papel de dinero de helicóptero por correo a sus ciudadanos, mientras que la Banco Popular de China anunció si prueba beta de amplio alcance de una moneda digital fiduciaria enviada por servicios móviles de mensajes. Esto se puede marcar como el momento decisivo en el comienzo de una revisión fundamental de la infraestructura de los mercados financieros globales en los cuales Estados Unidos, en parte por decisión suya, estuvo muy ausente. El dólar bien puede seguir el camino del denario, el florín y la libra esterlina como moneda de reserva mundial.
Mi colega, Mark Sobel, ha argumentado elocuentemente, y desde la perspectiva de mucha experiencia práctica, que la voluntad de la Reserva Federal de inyectar cantidades impresionantes de liquidación al mercado global ha salvado al mundo dos veces reciéntemente (en la crisis financiera del 2008, y en la pandemia) de la depresión económica y el colapso de la infraestructura de los mercados financieros.
Desde esta vista, la voluntad del gobierno estadounidense de actuar como bombero global en el evento de una conflagración económica paga completamente la “renta” que el resto del mundo desembolsa para usar el dólar (o “privilegio exorbitante” desde la perspectiva de Estados Unidos). Pierre Ortlieb y Bhavin Patel de OMFIF refuerzan esta afirmación alegando que ningun otro emisor de moneda fiduciaria importante – por ejemplo el BPC o Banco Central Europeo – está dispuesto o es capaz de asumir los costos y responsabilidades de proporcionar la moneda principal del mundo.
Sin embargo, una tormenta perfecta producida por la convergencia de la geopolítica, tecnología, cambio social y la crisis del Covid podría traer consigo un combio profundo. El Consenso de Washington y los preparativos de Bretton Woods los cuales han gobernado la arquitectura financiera global durante los últimos 75 años, si no es que están irreversiblemente rotos, están necesitados de reparaciónes drásticas. Esto no se ve venidero. La participación de EEUU se ha reducido a la mitad a lo largo de los últimos 30 años. El uso del dólar como activo de reserva se ha declinado. El oro podría estar haciendo una reaparición como una resefva de valor si no un medio de intercambio. La combinación de déficits financieros masivos, inflación y rendimientos de tesorería bajos podrían también disminuir el atractivo de la moneda como una clase de inversión.
El tras verde no tiene ningún derecho natural de hegemonía financiera. Hay señales crecientes de que otros países ya no desean ceder a él, y algunos buscan oponerse a él. Esto ha sido reforzado por la voluntad creciente de las administraciones de EEUU sucesivas usen el papel pivote del dólar en el sistema financiero global como un arma para las políticas. Esto ha provocado mucho antagonismo tanto de los aliados como de los enemigos. Ahora hay esfuerzos concertados por países de ambas persuasiones para reducir su dependencia del dólar mediante medidas que abarcan desde la permuta, el uso de otras monedas, a la investigación de la atractividad de las criptomonedas.
Cuando en 2019 el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, declaró a los banqueros centrales reunidos que se requería un correctivo para “la influencia desestabilizadora del dólar en el sistema monetario global2, estaba claro que algo estaba suciediendo. Que su solución propuesta – una moneda sintética y hegemónica – sea la respuesta correcta es menos relevante que el hecho de que la pregunta se ha planteado en primer lugar.
Pero quizá la amenaza fundamental vendrá del reconocimiento creciente, el cual ha dado un impulso enorme por la pandemia, de que las arquitecturas de pagos actuales no están satisfaciendo las necesidades de transacción de la economía digital. Por una variedad de razones, el uso de efectivo está declinando rápidamente en muchas partes del mundo y se está llevando a cabo una búsqueda para alternativas digitales. Habrá un uso creciente de monedas basadas en la comunidad en la libra de Bristol, el groat digital de Wessex, la ficha de los teléfonos inteligentes, la moneda interna del juego – en un mundo de miríadas monedas privadas y fiduciarias, algunas muy específicas, y otras más ampliamente y generalmente aceptadas dentro de economías domésticas y a través de las fronteras. Los ciudadanos cargarán monederos digitales que contienen métodos de pago ligados a muchas polidades y jurisdicciones financieras, tanto públicas como privadas.
Importantes participantes en este nuevo mundo de dinero digital serán los emisores soberanos. Mientras que la introducción de un SHC podría requerir el establecimiento previo de un gobierno mundial, no es realista imaginar una zona de moneda digital en renminbi a lo largo de la Franja y la Ruta, un euro digital que sirva las necesidades de Europa y sus vecinos al este, y un esterlín digital operando fuera del Reino Unido. La dependencia del dólar estaría bruscamente disminuída. En este mundo, si la federación deseara mantener el poder del dólar más allá de las fronteras estadounidenses, podría salir peor que designar a un gigante del Valle de Silicona para ofrecer un dólar digital a sus miles de millones de usuarios alrededor del mundo o enfrentar la perspectiva del 2020 siendo el año en el queel dólar comenó a perder su supremacía.
Philip Middleton es vicepresidente de OMFIF.
Fuente: https://www.omfif.org/2020/08/the-end-of-dollar-supremacy/?utm_source=omfifupdate