La teoría monetaria moderna está ganndo cada vez más atención. Esto establece que los gobiernos pueden gastar lo que quieran hasta lograr el pleno empleo. Nunca tendrán que preocuparse por las finanzas, porque el banco central proveerá todo el dinero que necesitan mediante la imprenta. De hecho, el camino al financiamiento estatal gratuito e indoloro es una ilusión. La TMM llevaría al caos.
El debate sobre la TMM se ha tomado por políticos como Jeremy Corbyn, el ex líder del Partido Laborista del Reino Unido y el senador estadounidense Bernie Sanders. El antiguo candidato a la presidencia fue asesorado por Stephanie Kelton, una de las exponentes de la TMM mejor conocidas, y autora de un nuevo libro que trata el tema, The Deficit Myth: Modern Monetary Theory and the Birth of the People’s Economy (El mito del déficit: teoría monetaria moderna y el surgimiento de la economía popular). Durante las primarias demócratas en 2015-16 y 2019-20, Sanders puso la teoría en el centro de su programa económico. Espero que el presidente electo Joe Biden no se vaya por la TMM cuando asuma su cargo en enero, ya que podría socavar el dólar.
Muchos estudios internacionales han mostrado que cuanto más alto sea el grado de independencia del banco central, menor será la tasa de inflación de un país. Eso explica la institucionalización de la independencia de la banca central, principalmente en los años 90. Sin embargo, la TMM revocaría el control del banco central sobre la imprenta, y pondría ese poder en las manos del gobierno, con consecuencias perjudiciales.
Una juerga de gasto del gobierno inevitablemente llevaría a la inflación. Los ciudadanos estarían obligados a pagar las consecuencias mediante el desempleo incrementado y menor crecimiento del salario real. Reconociendo este problema, la TMM propone que los gobiernos incrementen los impuestos cuando sea necesario para alejar el dinero de la circulación y evitar la inflación. Esto presupone que los electroadosaceptarían un cambio repentino desde gastos del gobierno sin restricciones financieras a un nuevo sistema de restricciones de gasto. La idea es políticamente ingenua. Aumentar los impuestos bajo estas circunstancias para recuperar el exceso de crecimiento de la oferta monetaria es ilusorio.
Aunque funcionen las políticas, quedarían serios problemas. ¿A qué tasa de inflación debería comenzar a recaudarse dinero mediante impuestos más altos? ¿Qué pasa con los proyectos públicos ya aprobados en tramitación? ¿Y cómo deberían los responsables de la formulación de políticas tener en cuenta las expectativas de inflación, ya incluidas en los salarios, las tasas de interés y los acuerdos comerciales? Parar un proceso de inflación cuando ya ha empezado es posible solamente con un gran costo macroeconómico – sobre todo en términos de desempleo incrementado, como lo descubrió el Occidente a finales de los 70s y principios de los 80s.
El concepto central de la TMM es poco original e incluso banal. Las primeras publicaciones sobre la TMM – como por ejemplo Modern Monetary Theory: A Primer on Macroeconomics for Sovereign Monetary Systems (Teoría monetaria moderna: introducción a la macroeconomía para sistemas monetarios soberanos), del economista L. Randall Wray, publicado en 2012 – aparecieron hace un tiempo. Enfrentaron críticas casi unánimes por parte de economistas a lo largo del espectro político.
Las ideas sobre el gasto gubernamental sin trabas se remontan al concepto del economista Abba P. Lerner de “finanzas funcionales” en los años 40. TMM ha tomado esto como punto de partida, y ha agregado una garantía federal de trabajo propuesta para mayor atractivo político. Los exponentes de la TMM están convencidos de que tiene la clave para impulsar el empleo, proteger el ambiente y “buenos trabajos” que pagan un salario digno por trabajo orientado hacia propósitos útiles para el público.
Para estar seguros, los exponentes de la TMM están técnicamente correctos cuando señalan que cualquier país capaz de pagar sus deudas en su propia moneda no puede volverse insolvente, porque no hay límite en la cantidad de dinero que puede crear.. Pero no es realista que inversionistas extranjeros se mantengan dispuestos a invertir en esa moneda bajo dichas circunstancias. Si los formuladores de políticas estadounidenses quisieran cerrarle la puerta al capital extranjero y dañar el estado de la moneda suprema de reserva del mundo, introducir la TMM sería una manera segura de hacerlo. Ahora que la ex presidenta de la Reserva Federal Janet Yellen ha sido propuesta como la próxima secretaria de la Tesorería, estoy razonablemente seguro de que Estados Unidos no se irá por este camino.
En el ambiente de hoy en día de casi cero o incluso tasas de interés negativas y compras masivas de bancos centrales de seguridades gubernamentales para prevenir que suban las tasas de interés, indudablemente hay movimiento hacia la TMM. Si los gobiernos pueden depender de “cooperación” de gran alcance con bancos centrales, luego el dominio fiscal impulsará el crecimiento monetario. En principio, un banco central independiente puede terminar la compra de bonos del gobierno en cualquier momento. Pero con la deuda pública creciente las consecuencias de las tasas de interés incrementadas sobre las finanzas públicas serían dramáticas. Los bancos centrales están atrapados en una trampa en parte de su propia obra. Han sido incapaces de enfrentar a los políticos pidiéndoles hacer demasiado para superar innumerables crisis. Si podrán o no resistir la fuerte presión política, escapar el régimen del dominio fiscal y conservar su independencia seguirá siendo una pregunta abierta.
Otmar Issing, ex miembro de la junta ejecutiva del Banco Central Europeo y Deustche Bundesbank, es presidente del Centro para Estudios Financieros.
Fuente: https://www.omfif.org/2020/11/modern-monetary-theory-would-produce-chaos/?utm_source=omfifupdate