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sábado, septiembre 7, 2024
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Politicas económicas para la guerra contra el COVID-19

La pandemia del COVID-19 es una crisis como ninguna otra. Se siente como una guerra, y de umchas maneras lo es. La gente se está muriendo. Los médicos están en la primera línea. Aquellos en servicios esenciales, distribución de comida, entregas, y utilidades públicas trabajan horas extra para apoyar el esfuerzo. Y luego hay soldados escondidos: aquellos que luchan contra la epidemia dentro de sus casas, sin poder contribuír completamente a la producción.

En una guerra, el gasto masivo en armamento estimula la actividad económica y provisiones especiales aseguran servicios esenciales. En esta crisis, las cosas están más complicadas, pero un fenómeno común es el papel creciente para el sector público.

El éxito del ritmo de la recuperación dependerá crucialmente de las políticas emprendidas durante la crisis.

Con el riesgo de simplificar demás, la política necesita distinguir dos fases:

Fase 1: la guerra. La epidemia está en plena marcha. Para salvar vidas, las medidas de mitigación están restringiendo severamente la actividad económica. Esto podría esperarse que dure por lo menos uno o dos cuartos.

Fase 2: la recuperación de la posguerra. La epidemia estará bajo control con vacunas/drogas, inmunidad de grupo parcial, y medidas de contención continuas pero menos disruptivas. A medida que se levanten las restricciones, la economía vuelve – quizá tentativamente – a su funcionamiento normal.

El éxito del ritmo de recuperación dependerá crucialmente de las políticas emprendidas durante la crisis. Si las políticas aseguran que los trabajadores no pierden sus empleos, los inquilinos y propietarios de casa no son desalojados, las compañías evitan la bancarrota, y las redes de negocios y comercio se preservan, la recuperación ocurrirá más próntamente y fluidamente.

Esto es un gran reto para las economías avanzadas cuyos gobiernos pueden financiar fácilmente un incremento extraordinario en gastos aún cuando sus ingresos están disminuyendo. El reto es aún más grande para las economías emergentes y de bajos ingresos que enfrentan la fuga de capitales; ellos recibirán subsidios y financiamiento por parte de la comunidad global.

Medidas de políticas en tiempos de guerra

A diferencia de otras recesiones económicas, la caída de la producción en esta crisis no es impulsada por la demanda: es una consecuencia inevitable de las medidas para prevenir la enfermedad. El papel de la política económmica es entonces no estimular la demanda agregada, por lo menos no en seguida. Sino, la política tiene tres objetivos:

  • Garantizar el funcionamiento de sectores esenciales. Se deben impulsar los recursos para pruebas y tratamiento COVID-19. se debe mantener cuidado de la salud regular, la producción y distribución de comida, infraestructura esencial, y utilidades. Incluso podría imlpicar acciones intrusas del gobierno para proporcionar provisiones clave mediante el recurrimiento a poderes de tiempo de guerra con prioritización de contratos públicos para entradas cruciales y productos finales, conversión de industrias, o nacionalizaciones selectivas. La temprana acaparación de las máscaras médicas y la activación de la Ley de Producción de Defensa en Estados Unidos para asegurar la producción de equipo médico ilustran esto. El racionamiento, controles de precios, y reglas en contra de la acaparación también pueden ser autorizados en situaciones de escasez extrema.
  • Proporcionar recursos suficientes para las personas afectadas por la crisis. Los hogares que pierden su ingreso directamente o indirectamente por las medidas de contención necesitarán de apoyo del gobierno. El apoyo debe ayudar a las personas a quedarse en casa mientras conservan sus empleos (la licencia por enfermedad financiada por el gobierno reduce el movimiento de personas, de ahí el riesgo de contagio). Los beneficios del desempleo deberían expanderse y extenderse. Las transferencias de efectivo se necesitan para alcanzar a los auto empleados y aquellos sin trabajo.
  • Prevenir la disrupción económica excesiva. Las políticas necesitan salvaguardar la red de relaciones entre los empleados y empleadores, productores y consumidores, prestamistas y prestatarios, para que los negocios puedan reanudarse en serio cuando la emergencia médica disminuya.Los cierres de empresas causarían una pérdida de conocimiento organizacional y teminación de proyectos productivos de largo plazo. Disrupciones en el sector financiero también amplificarían la angustia económica. Los gobiernos necesitan proporcionar apoyo excepcional a las empresas privadas, incluyendo subsidios salariales, con condiciones apropiadas. Ya se han iniciado grandes programas de préstamos y garantías (con los riesgos asumidos en última instancia por los contribuyentes), y Estados Unidos ha facilitado inyecciones capitales directas a compañías relajando sus reglas de apoyo del estado. Si la crisis empeora, uno podría imaginar el establecimiento o expansión de grandes compañías patrimoniales para tomar las empresas privadas angustiadas, como en Estados Unidos o Europa durante la gran Depresión.

Mayor intervención del sector público es justificada por la emergencia mientras duren las circunstancias excepcionales, pero debe ser proporcionada de manera transparente y con cláusulas claras de extinción.

Las políticas en apoyo a hogares, negocios, y el sector inanciero icluirán una mezcla de medidas de liquidación (provisión de crédito, aplazamiento de obligaciones financieras) y medidas de solvencia (transferencias de recursos reales; ver tabla).

Varias compensaciones tendrán que ser manejadas. Si las transferencias o préstamos subsidiados se dan a una corporación grande, deberán ser condicionales en preservar empleos y limitar la compensación del CEO, dividendos, y recompra de acciones. La bancarrota aseguraría que los accionistas compartan algunos de los costos, pero tamvién causaría significante dislocación económica. una opción intermedia es para que el gobierno tome una participación accionaria en la empresa. Cuando el problema es la liquidación, el crédito del banco central (mediante programas de compra de activos) u otros intermediarios financieros controlados por el gobierno (mediante préstamos y garantías) se ha demostrado efectivo en crisis previas. Muchas preguntas prácticas surgen también en identificar y apoyar empresas muy afectadas y medianas o individuos autoempleados. Para estos, se deben considerar las transferencias directas basadas en pagos de impuestos pasados.

Estas políticas domésticas necesitan ser apotadas manteniendo el comercio y la cooperación internacional, los cuales son esenciales para vencer la pandemia y maximizar las probabilidades de una pronta recuperación. Limitar el movimiento de personas es necesario para la contención. Pero los países deben resistir el instinto de cerrar el comercio, especialmente para artículos para el cuidado de la salud y el intercambio gratuito de información cientíica.

Del refugio a la recuperación

Promover la recuperación tendrá sus propios retos, incluyendo niveles más altos de deuda pública y posiblemente nuevas franjas de la economía bajo el control del gobierno. Pero el éxito relativo en la Fase 1 asegurará que la política económica pueda regresar a su operación normal. Las medidas fiscales para impulsar la demanda se volverán crecientemente efectivas a medida que se permita a más personas salir de sus casas y volver al trabajo.

Se esperaba que las tasas de interés e inflación fueran bajas por un largo periodo de tiempo antes de la pandemia en las economías más avanzadas. Prevenir disrupciones importantes en las cadenas de suministro debería prevenir la inflación durane las fases de emergencia y recuperación. Si las medidas para contener la propagación del virus son exitosas, habrá sido considerable el incremento necesario en el ratio de deuda pública, pero es probable que las tasas de interés y demanda agregada se mantengan bajas en la fase de recuperación. Bajo esas circunstancias, el estímulo fiscal será apropiado y altamente efectivo en las economías más avanzadas. y esto facilitará la salida de las medidas escepcionales introducidas durante la crisis.

Fuente: https://blogs.imf.org/2020/04/01/economic-policies-for-the-covid-19-war/

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