La batalla contra la inflación en espiral estuvo definida en gran medida por amenazas externas, y la guerra en Ucrania y la pandemia de Covid se citan constantemente como razones por las que el índice de precios al consumidor (IPC) del Reino Unido alcanzó un máximo del 11,1 por ciento hace casi dos años.
Como era de esperar, el Gobierno cedió la responsabilidad en el camino hacia arriba y cantó la victoria en el camino hacia abajo, culpando a los precios de la energía por los aumentos y agradeciendo al pragmatismo fiscal por las caídas.
El Reino Unido no está solo en ninguno de estos aspectos: la inflación estadounidense alcanzó un máximo del 9,1 por ciento, mientras que la UE alcanzó un cenit del 10,6 por ciento, y ambas áreas económicas respondieron de la misma manera.
Pero ahora que cada banco central está considerando recortar las tasas, esos factores externos pueden estar a punto de arruinar la fiesta de la “misión cumplida”.
Este gráfico muestra el coste de mover un contenedor de 40 pies entre Asia y el norte de Europa, que ha sido extremadamente volátil durante los últimos 12 meses.
¿Por qué esto importa? Estos mayores costos están aumentando tan agresivamente que es probable que se trasladen a los consumidores, lo que a su vez significa que es probable que la inflación se mantenga alta por más tiempo.
Entre julio de 2023 y enero de 2024, el costo de envío se cuadruplicó, antes de colapsar en un tercio en la primavera y luego aumentar un 163 por ciento en tres meses. En un año, el precio ha aumentado un 612 por ciento.
Esto se ha relacionado con las crecientes tensiones geopolíticas –en particular, el aumento de los ataques de los rebeldes hutíes a los barcos que viajan al canal de Suez– y el Banco Central Europeo lo ha destacado como un riesgo de inflación.
Los mercados son una bestia complicada y vale la pena comprender su naturaleza interconectada.
