En una fábrica de la provincia de Zhejiang, en la costa oriental de China, dos montones de ropa de algodón y ropa de cama desechados, separados libremente en colores claros y oscuros, se amontonan en el suelo de una sala de trabajo. Mangas de chaqueta, cuellos y etiquetas de marcas sobresalen de las pilas mientras los trabajadores introducen las prendas en las máquinas trituradoras.
Es la primera etapa de una nueva vida para los textiles, parte de un esfuerzo de reciclaje en Wenzhou Tiancheng Textile Company, una de las plantas de reciclaje de algodón más grandes de China.
Los desechos textiles son un problema global urgente, ya que solo el 12% se recicla en todo el mundo, según la Fundación Ellen MacArthur, una organización sin fines de lucro de sustentabilidad de la moda. Aún menos (sólo el 1%) se recicla ropa desechada para convertirla en prendas nuevas; la mayoría se utiliza para artículos de bajo valor como aislamiento o relleno de colchones.
En una fábrica de la provincia de Zhejiang, en la costa oriental de China, dos montones de ropa de algodón y ropa de cama desechados, separados libremente en colores claros y oscuros, se amontonan en el suelo de una sala de trabajo. Mangas de chaqueta, cuellos y etiquetas de marcas sobresalen de las pilas mientras los trabajadores introducen las prendas en las máquinas trituradoras.
Es la primera etapa de una nueva vida para los textiles, parte de un esfuerzo de reciclaje en Wenzhou Tiancheng Textile Company, una de las plantas de reciclaje de algodón más grandes de China.
Los desechos textiles son un problema global urgente, ya que solo el 12% se recicla en todo el mundo, según la Fundación Ellen MacArthur, una organización sin fines de lucro de sustentabilidad de la moda. Aún menos (sólo el 1%) se recicla ropa desechada para convertirla en prendas nuevas; la mayoría se utiliza para artículos de bajo valor como aislamiento o relleno de colchones.
Y fábricas como ésta apenas están haciendo mella en un país cuya industria textil está dominada por la “moda rápida”: ropa barata hecha de materiales sintéticos no reciclables, no de algodón. Producidos a partir de petroquímicos que contribuyen al cambio climático y la contaminación del aire y el agua, los sintéticos representan el 70% de las ventas nacionales de ropa en China.