Si escuchas al presidente chino Xi Jinping y al primer ministro húngaro Viktor Orbán, podrías pensar que los coches eléctricos baratos y el autoritarismo van unidos. Depende de las democracias ricas demostrar que están equivocadas.
Xi visita Hungría en el último día de su viaje a Europa. Al hacerlo, está devolviendo un elogio que Budapest le ha hecho a Beijing en los últimos años, copiando el modelo desarrollista de China y su desdén por la democracia para construir una floreciente cadena de suministro de tecnología verde en el corazón de la Unión Europea.
“En el camino de la modernización y el desarrollo al estilo chino, vemos a Hungría como una compañera de viaje”, escribió Xi en un artículo de opinión en Magyar Nemzet, el periódico del partido gobernante Fidesz.
Desde 2019, las empresas de baterías de iones de litio, primero surcoreanas y luego chinas, han acudido en masa a Europa del Este, aprovechando los bajos costos, el acceso al mercado único de la UE y la proximidad a las fábricas de automóviles existentes en el sur de Alemania y Eslovaquia.
Sólo Hungría ha recibido alrededor de 20 mil millones de euros (21 mil millones de dólares) en inversiones en vehículos eléctricos. Las fábricas dirigidas por Samsung SDI Co., SK On Co. y Contemporary Amperex Technology Co. han convertido al país de 10 millones de habitantes en el cuarto mayor productor de celdas de iones de litio después de China, Corea del Sur y Estados Unidos. BYD Co., que compite con Tesla Inc. por la corona del mayor productor de vehículos eléctricos del mundo, lo eligió como ubicación para su primera planta europea.
Lo más notable de todo es que, en un mundo donde la próxima avalancha de tecnología limpia china barata está siendo tratada como una amenaza existencial que justifica aranceles, investigaciones y prohibiciones, Hungría está compitiendo en costos. Si quieres poder comprar un coche eléctrico de 10.000 dólares como el Seagull de BYD fuera de China, eso será esencial.
El paquete promedio de baterías de iones de litio producido en Hungría asciende actualmente a unos 105,7 dólares por kilovatio-hora, según un modelo de costes de BloombergNEF. Eso es sólo un pelín por encima de los 104,5 dólares/kWh de las plantas chinas, y probablemente muy por debajo después de tener en cuenta la suma que un comprador europeo tendría que gastar en transporte. Por el contrario, Canadá, Alemania, el Reino Unido y Estados Unidos están todos por encima de los 120 dólares/kWh.
