El Banco Central Europeo recortó el jueves las tasas de interés por séptima vez en un año, buscando apuntalar una economía de la eurozona en dificultades que enfrenta mayor presión por los aranceles comerciales del presidente estadounidense Donald Trump.
El BCE ha llevado los costos de endeudamiento a su nivel más bajo desde fines de 2022, a medida que el fuerte aumento de la inflación posterior a la pandemia se ha suavizado, y los cambios rápidos en las políticas comerciales refuerzan los argumentos para una mayor preocupación.
“Las perspectivas económicas están nubladas por una incertidumbre excepcional”, dijo Lagarde en una conferencia de prensa después de que los responsables políticos reunidos en Frankfurt acordaran por unanimidad reducir la tasa de referencia del BCE en 25 puntos básicos al 2,25%.
El comunicado del banco había advertido que la situación podría pesar sobre la economía de la zona euro, aunque eliminó una referencia a que las tasas de interés serían “restrictivas”, una frase vista como una abreviatura de futuros recortes de tasas.
Lagarde dijo que con tantas cosas en el aire, el banco necesitaba mantenerse firme en el modo de tomar decisiones reunión por reunión.
“Será una cuestión de agilidad ante lo que estamos viendo”, dijo. “Ahora más que nunca necesitamos depender de los datos”.
Si bien Trump ha suspendido la mayoría de los aranceles por el momento, muchos siguen vigentes y la volatilidad en los mercados financieros ya ha dañado la economía.
Lagarde dijo que el BCE no tendría claridad total en su próxima reunión a principios de junio, ya que eso sería antes de que transcurriera el congelamiento de 90 días que Trump impuso a sus aranceles (que se establecieron en un 20% para la Unión Europea).
La reciente agitación había llevado a la gran mayoría de los economistas encuestados por Reuters a esperar el recorte del jueves en la tasa de depósito del BCE al 2,25%, el máximo de un rango del 1,75%-2,25% que el banco ha definido como “neutral”, que no impulsa ni restringe la actividad económica.
Lagarde dijo el mes pasado que el BCE estimó que el crecimiento en los 20 países que comparten el euro podría caer medio punto porcentual si Estados Unidos impone un arancel del 25% a las importaciones de la UE y el bloque toma represalias, borrando aproximadamente la mitad de la expansión esperada de la zona euro.
Pero esa estimación ha sido considerada demasiado optimista, particularmente si una guerra comercial causa estragos en la confianza de los inversores, las empresas y los consumidores.
Si bien el BCE preveía que una guerra comercial aumentaría la inflación en 50 puntos básicos, la inestabilidad causada por la errática política comercial estadounidense también podría perjudicarla. Casi todos los indicadores financieros que influyen en los precios han experimentado cambios drásticos en las últimas semanas.
“No puedo decirles si estamos en el punto álgido de la incertidumbre”, dijo Lagarde el jueves. “Tenemos que estar preparados para lo impredecible”.
El euro se ha fortalecido un 9% en medio de la volatilidad y se negocia en un máximo histórico sobre una base ponderada por el comercio, los precios de la energía son marcadamente más bajos, el crecimiento se está desacelerando y China, el objetivo número uno de los aranceles estadounidenses, podría volcar parte de su producción en Europa.
Varios bancos de inversión han recortado sus previsiones de inflación para la zona euro este año, a menudo bajándolas al objetivo del 2% del BCE o por debajo de él.
“Las fuerzas desinflacionarias se están acumulando”, escribió HSBC en una nota al tiempo que reducía su previsión de inflación al 1,9% para este año y al 1,8% para el próximo.
Antes de la reunión, los inversores esperaban al menos dos recortes más este año y algunos incluso estimaban un tercero, dado que el crecimiento flaquea.
Lagarde también abordó la fuerte subida del euro, diciendo que podría ejercer presión a la baja sobre la inflación.
