Berkshire Hathaway Inc. publicó el sábado su última carta a los accionistas , y el contenido es, en general, el clásico de Warren Buffett. El Oráculo de Omaha habla de la importancia de la transparencia corporativa; de su fe en su sucesor designado, Greg Abel; y de los extraordinarios 47.400 millones de dólares de ganancias operativas de la compañía en 2024. Pero en un momento de agitación política salvaje, es difícil no ver también migajas de consejos para el presidente Donald Trump.
A continuación se presentan algunas ideas que destacan:
Pagar impuestos es patriótico
La última carta de Buffett llega en un momento en que Trump respalda un plan de la Cámara de Representantes para extender las exenciones impositivas para individuos y empresas promulgadas en 2017 que expirarán a fines de este año. Ese y otros elementos incluidos en la propuesta ascenderían a $4.5 billones de recortes impositivos a lo largo de una década. Por eso, es notable que Buffett haya usado parte de su carta para celebrar el pago de impuestos récord de Berkshire en 2024, que presentó como una especie de trofeo, una señal de éxito y gestión prudente:
…[Berkshire] pagó mucho más en impuestos corporativos que lo que el gobierno de Estados Unidos había recibido jamás de ninguna empresa, ni siquiera de los gigantes tecnológicos estadounidenses que tenían valores de mercado de billones de dólares. Para ser precisos, Berkshire hizo el año pasado cuatro pagos al IRS por un total de 26.800 millones de dólares. Eso es aproximadamente el 5% de lo que pagaron todas las corporaciones estadounidenses.
Continúa más abajo:
Algún día, sus sobrinos y sobrinas en Berkshire esperan enviarle [al gobierno de Estados Unidos] pagos aún mayores que los que le enviamos en 2024. Gástelo sabiamente. Cuide a los muchos que, sin culpa propia, se llevan las peores consecuencias en la vida. Se merecen algo mejor.
Ese es un mensaje importante para un gobierno que está comparando el alivio fiscal para los ricos con los esfuerzos de Elon Musk y su Departamento de Eficiencia Gubernamental para recortar el gasto de manera aparentemente indiscriminada.
Ahorrar es algo totalmente americano
En su análisis de los impuestos se incluyen una serie de observaciones clásicas de Buffett sobre la importancia del ahorro. Según Buffett, Estados Unidos se convirtió en una gran nación porque los capitalistas patriotas ahorraron su dinero y lo utilizaron sabiamente.
Es cierto que, en sus inicios, nuestro país a veces pidió préstamos en el extranjero para complementar sus propios ahorros, pero, al mismo tiempo, necesitábamos que muchos estadounidenses ahorraran constantemente y que esos ahorristas u otros estadounidenses utilizaran sabiamente el capital que así se ponía a disposición. Si Estados Unidos hubiera consumido todo lo que producía, el país habría estado dando vueltas en círculos.
Ese es un mensaje poderoso para un país que ahora paga más en intereses de lo que gasta en sus fuerzas armadas y ha acumulado una deuda nacional que es mayor que la totalidad de su producto interno bruto. Trump habla de palabras vacías sobre cómo abordar el problema y deja que Musk actúe como un ajustador de cinturón, pero no ha estado dispuesto a tomar las difíciles decisiones que se requieren para realmente hacer algo, incluida, para empezar, renunciar a los recortes de impuestos.
Buffett también analiza el ahorro en el contexto de Berkshire. Vuelve a un viejo tema de conversación: su desdén por los dividendos, que viene repitiendo al menos desde su famosa carta de 1984. En su última reflexión, dice que “los accionistas de Berkshire han participado en el milagro americano al renunciar a los dividendos, optando así por reinvertir en lugar de consumir”. La inversión, dice, es lo que hizo grande a Estados Unidos, y considera que la gestión de las inversiones de los estadounidenses es una responsabilidad sagrada.
Aquí está la cita (énfasis mío):
El proceso estadounidense no siempre ha sido agradable: nuestro país siempre ha tenido muchos sinvergüenzas y promotores que tratan de aprovecharse de quienes, por error, les confían sus ahorros. Pero incluso con esa fechoría (que sigue vigente hoy en día) y también con una gran cantidad de capital invertido que finalmente fracasó debido a la competencia brutal o a innovaciones disruptivas, los ahorros de los estadounidenses han generado una cantidad y una calidad de producción que superan los sueños de cualquier colono.
(Esto es pura especulación, pero algo me dice que Buffett —que ha descrito a Bitcoin como “probablemente veneno para ratas al cuadrado”— no es fanático de $Trump, la memecoin “oficial” de Trump lanzada el mes pasado, que se puede usar para participar en especulaciones imprudentes y realizar transacciones con zapatillas, relojes y fragancias de marca Trump).
Proteger el dólar
Por último, Buffett aprovechó su reflexión anual para subrayar la importancia de una moneda estable.
…nunca olviden que necesitamos que [el gobierno] mantenga una moneda estable y ese resultado requiere tanto sabiduría como vigilancia de su parte.
La política monetaria ha cobrado protagonismo en el primer mes de la presidencia de Trump, aunque es difícil saber exactamente qué quiere el presidente. Por un lado, dice que el dólar debe mantener su papel en el comercio mundial y ha amenazado a cualquiera que busque un sustituto. Por otro lado, varios asesores de Trump (incluido Stephen Miran, el candidato de Trump para presidir su Consejo de Asesores Económicos) han lamentado las formas en que la fortaleza del dólar ha perjudicado a los exportadores estadounidenses.
Incluso puede haber una consideración tentativa de formas de debilitarlo, un experimento que podría conducir a la fuga de capitales y tener consecuencias económicas desastrosas.
Por supuesto, Buffett ha escrito sobre la estabilidad de la moneda varias veces a lo largo de los años, y a menudo parece estar hablando de la forma en que la inflación erosiona el poder adquisitivo del dólar para los consumidores nacionales. En su carta a los accionistas de 2011, Buffett escribió esta memorable frase: “Puede que la frase ‘En Dios confiamos’ esté impresa en nuestra moneda, pero la mano que activa la imprenta de nuestro gobierno ha sido demasiado humana”.
En el frente inflacionario, Trump se está comportando como un niño malicioso con una caja de fósforos. En un momento en que los estadounidenses todavía están desequilibrados por la inflación de los últimos cuatro años, Trump está imponiendo aranceles y lanzando escaramuzas comerciales en todo el mundo, medidas que prometen hacer subir los precios al consumidor y desanclar las expectativas inflacionarias de los hogares. Sus planes de reducción de impuestos y sus esfuerzos por limitar o incluso frenar el número de trabajadores inmigrantes en la economía probablemente tampoco ayuden.
Esperemos que Trump encuentre algo de la “sabiduría y vigilancia” de las que habla Buffett y reconsidere esa receta para el resurgimiento de la inflación. Mientras tanto, mientras continúa el debate entre los recortes impositivos y el deber del gobierno para con los estadounidenses vulnerables, el singular éxito de Berkshire y los 26.800 millones de dólares en pagos de impuestos son un testimonio de cómo podría ser la prosperidad compartida.
