Después de la Gran Recesión de 2008-2009, prácticamente todo el mundo parecía convencido de que la economía de China superaría a la de Estados Unidos en 2030. Hoy, China enfrenta una serie de crisis que podrían significar el fin de su “milagro” económico. En un esfuerzo por volver a encarrilarse –y fortalecer su posición estratégica–, China ha estado últimamente tratando de posicionar a las industrias avanzadas, en lugar del sector inmobiliario, como el principal motor de crecimiento de la economía. La respuesta de Estados Unidos ayudará a determinar el resultado de la competencia estratégica entre los dos países –y el futuro de la economía global.
El dinamismo económico de Estados Unidos sigue siendo sólido, como lo demostró la rápida recuperación del shock de la COVID-19. Uno de los muchos factores que sustentan este dinamismo es el liderazgo de Estados Unidos en inteligencia artificial , que ya está creando valor económico en todas las industrias y muestra signos prometedores de impulsar la productividad. Con las empresas tecnológicas estadounidenses invirtiendo fuertemente en infraestructura de la nube, el ecosistema de innovación de ese país se beneficiará de las capacidades de inteligencia artificial a escala empresarial. A medida que se acerca el año 2030, estos avances podrían acelerar la innovación en sectores de “ tecnología profunda ”, como la robótica y la biotecnología.
Sin embargo, a pesar de todas sus virtudes, la economía estadounidense tiene una deficiencia evidente: falta de capacidad de producción en las industrias avanzadas , como los semiconductores y la energía limpia, que son cruciales para la competitividad económica y la seguridad nacional de Estados Unidos. Desde 1980, la proporción de bienes de alta tecnología del mundo que se fabrican en Estados Unidos ha caído de más del 40% a sólo el 18%.
Mientras Estados Unidos ha atravesado un proceso de desindustrialización, China ha emergido como la superpotencia manufacturera mundial y ha pasado de dominar en el sector textil y de los juguetes a ser líder en tecnologías avanzadas, como componentes de redes, equipos eléctricos y máquinas-herramientas. China representa hoy más de la mitad de la producción mundial de vehículos eléctricos y, en 2026, poseerá más del 80% de la capacidad de fabricación de células solares del mundo.
El presidente Xi Jinping ha identificado a las industrias manufactureras avanzadas como los principales motores del futuro crecimiento económico de China y el gobierno chino está intensificando sus esfuerzos para dominar las cadenas de valor de estas industrias. En una señal de lo que está por venir, el crédito neto chino al sector manufacturero aumentó de 63.000 millones de dólares en 2019 a más de 680.000 millones en 2023.
Lo preocupante es que estas inversiones están guiadas por políticas mercantilistas diseñadas para afianzar el dominio de China sobre las industrias avanzadas inundando los mercados globales con exportaciones subsidiadas. Si se permite que esta estrategia triunfe, las empresas estadounidenses en las industrias avanzadas desaparecerán, y Estados Unidos dependerá cada vez más de China para obtener bienes críticos.
Pero este resultado no es algo que se pueda predecir de antemano. Gracias a una rara confluencia de factores, el objetivo de Estados Unidos de reconstruir su base industrial se alinea con objetivos estratégicos clave y prioridades internas, desde la defensa hasta la descarbonización y la diversificación de la cadena de suministro. Al mismo tiempo, Estados Unidos tiene acceso a procesos de manufactura avanzada emergentes (que implican la aplicación de tecnologías como la robótica, la inteligencia artificial y la impresión 3D) que podrían fortalecer considerablemente su capacidad para competir con China. Para aprovechar al máximo estas ventajas (y como parte de una visión más amplia de la competitividad ), Estados Unidos debe implementar una estrategia tecnoindustrial con tres pilares: producción, mercados y personas.
Hay que empezar por la producción. Para aumentar su capacidad de producir bienes de tecnología avanzada a gran escala, Estados Unidos debe invertir en programas de innovación en la manufactura y promover la adopción de tecnologías avanzadas por parte de los fabricantes pequeños y medianos (la columna vertebral del sector industrial estadounidense). También debe crear incentivos para la inversión en las “ fábricas inteligentes ” del futuro: instalaciones que aprovechen las ventajas del software estadounidense para reducir los costos, aumentar la flexibilidad y acelerar la innovación. En términos más generales, Estados Unidos debe idear nuevas formas de utilizar las inyecciones específicas de capital gubernamental para reducir el riesgo de la inversión privada en el sector industrial después de décadas de abandono.
En cuanto a los mercados, Estados Unidos debe asegurarse de que su política comercial proteja las cadenas de suministro de insumos clave, como módulos de Internet de las cosas, componentes de redes y robots industriales, y reduzca la dependencia de China en materia de capacidad de producción. Para ello, Estados Unidos debe seguir utilizando herramientas como los aranceles, al tiempo que negocia acuerdos comerciales estratégicos con aliados y socios clave. El presidente estadounidense, Joe Biden, debería considerar la posibilidad de nombrar un “zar” de la Casa Blanca para la seguridad económica, responsable de coordinar esa política económica.
Esto nos lleva a las personas: una estrategia tecnoindustrial integral debe incluir inversiones significativas en capital humano. En la actualidad, las industrias avanzadas de Estados Unidos enfrentan una escasez agobiante de mano de obra. Un análisis reciente concluyó que China aumentó su participación en el personal de investigación en IA de primer nivel del 11% en 2019 al 28% en 2022, mientras que la proporción de personal de investigación en IA de primer nivel que trabaja en Estados Unidos disminuyó del 59% al 42%.
Para superar la escasez de mano de obra y superar a China en la búsqueda de talento técnico ahora y en el futuro, Estados Unidos debe asegurarse de que todas las aulas estén equipadas con inteligencia artificial para 2030. Debe reducir las barreras a la inmigración para los trabajadores altamente calificados y también debe desarrollar un enfoque federal unificado para la fuerza laboral de la industria avanzada. Un buen punto de partida sería crear marcos nacionales de fuerza laboral que reflejen la evolución de las industrias manufactureras avanzadas, de manera similar a cómo los responsables de las políticas han abordado el desarrollo de la fuerza laboral en materia de ciberseguridad .
La economía estadounidense se encuentra en una posición sólida, pero los esfuerzos de China por cambiar su modelo económico hacia industrias avanzadas amenazan con permitirle no sólo superar a Estados Unidos económicamente, sino también obtener una poderosa ventaja estratégica. Eso significa que es necesaria una respuesta estadounidense igualmente poderosa. Al impulsar las inversiones hacia la manufactura avanzada, seguir una política comercial estratégica y fortalecer su fuerza laboral, Estados Unidos puede aprovechar sus ventajas actuales para consolidar su liderazgo en las industrias del futuro.