Después de días de amenazas y demandas, Donald Trump tuvo poco que mostrar una vez que los legisladores aprobaron un acuerdo presupuestario en las primeras horas del sábado, evitando por poco un cierre del gobierno previo a Navidad.
El presidente electo presionó exitosamente a los republicanos de la Cámara de Representantes para que desecharan parte del gasto, pero no logró su objetivo central de aumentar el límite de la deuda. Demostró que a pesar de su decisiva victoria electoral y sus frecuentes promesas de represalias, muchos miembros de su partido todavía están dispuestos a desafiarlo abiertamente.
La decisión de Trump de intervenir en el debate presupuestario un mes antes de su toma de posesión también demostró que sigue siendo más proclive a hacer estallar acuerdos que a concretarlos, y presagió que su segundo mandato probablemente estará marcado por las mismas luchas internas, el caos y la política arriesgada que caracterizaron el primero.
“Manténganse al tanto. Abróchate el cinturón. Abróchese el cinturón”, dijo el representante Steve Womack, republicano por Arkansas, un apropiador senior.
Un vistazo a la agenda de Trump muestra una cascada de oportunidades para enfrentamientos similares en los años venideros. Quiere ampliar los recortes de impuestos que promulgó hace siete años, reducir el tamaño del gobierno, aumentar los aranceles a las importaciones y tomar medidas enérgicas contra los inmigrantes ilegales. Muchos de esos esfuerzos necesitarán la aprobación del Congreso.
Para muchos de los partidarios de Trump, la disrupción podría ser su propio objetivo. Treinta y siete por ciento de quienes votaron por él este año dijeron que querían “una agitación completa y total”, según AP VoteCast, una amplia encuesta entre más de 120.000 votantes. Un 56% adicional dijo que quería un “cambio sustancial”.
Pero los últimos días dejaron en claro las dificultades que podría enfrentar Trump para cumplir rápidamente sus objetivos, especialmente cuando los republicanos tienen sólo una ligera mayoría en la Cámara y el Senado. Algunos legisladores ya parecen cansados de la aparente falta de una estrategia unificada.
El senador Kevin Cramer, republicano por Dakota del Norte, dijo que la batalla presupuestaria era “una lección valiosa sobre cómo actuar juntos”.