Hace unos días trascendió que China y Cuba están negociando la instalación de una Base de entrenamiento militar conjunta en la isla caribeña. Este indicador refleja que la competencia estratégica entre las grandes potencias está llegando a nuestra región. El mundo se encuentra en una encrucijada clave y el Atlántico Sur no es ajeno a ello. La Posguerra Fría ha sido un período de relativa calma en la región marítima y ha primado el status-quo tanto de actores regionales como extrarregionales. Sin embargo, el sistema internacional y la región atlántica se encuentran frente a serios desafíos.
El mundo se halla en un proceso de transformación hacia una progresiva multipolaridad, lo que implica una mayor competencia geopolítica entre las grandes potencias y un debilitamiento del esquema de gobernanza global. El multilateralismo está en crisis, con agendas e intereses cada vez más fragmentados en los esfuerzos por avanzar en esquemas de gobernanza global sobre seguridad internacional. Además, se ha observado una instrumentalización de herramientas económicas y financieras con fines geoeconómicos y geopolíticos, como las sanciones impuestas por Occidente a Rusia.
En este nuevo escenario global, se identifican dos desafíos a la seguridad marítima en el Atlántico Sur que podrían generar una inestabilidad crítica en el futuro cercano.
El primer desafío es la presencia de la flota pesquera china en las aguas sudamericanas y africanas del Atlántico Sur. La pesca ilegal, no declarada y no reglamentada genera preocupación en las autoridades locales. Los pesqueros chinos se adentran en los límites de la Zona Económica Exclusiva de la República Argentina, lo que ha provocado incidentes, incluido el hundimiento de un pesquero chino durante la gestión Bullrich. Además, la Armada china ha desplegado medios para participar en operaciones contrapiratería desde el Cuerno de África, hasta África Occidental y la presencia de buques militares chinos en el Atlántico Sur ya es un fenómeno regular.
El segundo elemento consiste en la búsqueda de China de “residencia” en el Atlántico Sur. China ha entablado negociaciones para tener acceso o establecer presencia naval en países como Guinea Ecuatorial, Angola y Namibia en el lado africano del Atlántico Sur. En la cara sudamericana, China priorizaría tener un puerto logístico cercano, para su flota pesquera global y el acceso a una ubicación geográfica, con proyección en el sector antártico argentino. Aunque para China el Atlántico Sur es un espacio alejado de sus prioridades, al mismo tiempo, impulsa el desarrollo de iniciativas privadas que convergen con sus intereses estratégicos a largo plazo.
Estos desarrollos geopolíticos tienen implicaciones serias no solo en los principales escenarios geopolíticos como Europa Oriental o el Indo Pacífico, sino también en nuestra región. La posible Base Militar conjunta entre China y Cuba en el Atlántico Sur es un ejemplo de cómo la competencia estratégica entre grandes potencias está llegando a la región.
El Atlántico Sur se encuentra en medio de una transformación geopolítica significativa. La presencia de la flota pesquera china y los esfuerzos de China por establecer residencia en la región. plantean desafíos a la seguridad marítima y podrían generar una inestabilidad en el futuro. Es importante que los actores regionales y extrarregionales estén atentos a estos desarrollos y busquen mecanismos de cooperación, para mantener la estabilidad en el Atlántico Sur.
En el caso de la Argentina no hay mejor remedio que fortalecer las propias capacidades estatales con una agenda de autonomía estratégica que articule vigilancia y reconocimiento desde el espacio submarino hasta el espacio ulterior, para una posterior presencia y control efectivo del Atlántico Sur.
*Profesor Pro-Titular (UCA). Autor del libro “Del Indo-Pacífico al Atlántico Sur: estrategias marítimas de las grandes potencias del siglo XXI” (2022).
** Doctor en Relaciones Internacionales (USAL).
Fuente: https://www.perfil.com/noticias/opinion/proyeccion-china-y-creciente-competencia-en-el-atlantico-sur-por-ariel-gonzalez-levaggi-y-vicente-ventura-barreiro.phtml