El coronavirus y las tensiones comerciales están poniendo a prueba la estabilidad de las cadenas de suministro mundiales. China a varios meses de desatarse la epidemia, ha logrado mantener sus tiendas llenas de alimentos y otros elementos esenciales hasta en las ciudades más afectadas, pues algunas de las medidas tomadas por las autoridades centrales fueron dirigidas a controlar el acaparamiento y la especulación.
Las compañías privadas apoyaron con suministros y transporte para que los mercados fueran surtidos. Se incrementaron las producciones de suministros médicos básicos, mascarillas y otros. Se emitieron regulaciones contra el aumento de precios y las empresas establecieron cadenas de suministro directas, eliminando intermediarios y garantizando disponibilidad y accesibilidad de los productos.
El país entero contribuyó para que los supermercados se mantuvieran funcionando prácticamente de manera normal. Según Michael Norris, gerente de investigación y estrategia con sede en Shanghai en la Agencia China, una firma de investigación de mercado, “el supermercado realmente ha sido el alma de la comunidad durante este evento”.
Se intensifica el comercio online y a través de las redes se conectan proveedores y clientes que deben lidiar con las rígidas restricciones de cuarentena impuestas por Beijing. Los correos y los conductores de entrega llevan bienes y alimentos a los clientes en las diferentes ciudades.
En China, como en otros países, también se dieron compras de pánico y algunos productos escasearon, pero no tuvo mayor repercusión dado que la mayoría de los hogares estaban bien abastecidos por las vacaciones del Año Nuevo Lunar.
Por otro lado, en Estados Unidos los supermercados están ajustando sus operaciones para tratar de mantenerse al día con los clientes que están vaciando los estantes en medio de la angustia por el Coronavirus. En todo el país, las filas para llegar a las tiendas alcanzan las esquinas, el tiempo para pagar se alarga hasta una hora y pasillos enteros quedaron desnudos esta semana.
El presidente Donald Trump en contacto con diferentes ejecutivos de las cadenas de suministro y supermercados, incluidos los de Walmart Inc., Target Corp., Costco Wholesale Corp., Sysco Corp. y Tyson Foods Inc, dijo que las tiendas permanecerán abiertas.
Como medidas se pretende acortar los horarios de las tiendas para dar a los trabajadores más tiempo para limpiar y reponer existencias, reducir las opciones en sus bares de comida caliente, establecer límites de compra para alimentos como huevos, vegetales congelados, cereales en caja y arroz, así como instar a los consumidores a no sobrecargar.
Las compañías de alimentos se habían estado preparando para una elevada demanda, pero el aumento fue mayor y más rápido de lo esperado según los ejecutivos, los cuales confían que en el corto plazo se pueda satisfacer la demanda, especialmente ahora que muchos hogares tienen “despensa cargada”. A largo plazo, están tratando de hacer ajustes en caso de amenazas más profundas a la cadena de suministro.
Los minoristas de EE. UU. tienen experiencia en la preparación para aumentos repentinos de la demanda antes de desastres naturales como huracanes y tormentas de nieve, la diferencia es que esta pandemia es única porque creó una emergencia similar en todo el país de manera simultánea.
Si bien China ya se está recuperando del impacto del Coronavirus aún queda mucho por ver antes de que el mundo esté recuperado de esta pandemia sin precedentes. Es necesario que cada país tome las precauciones necesarias y que la población sea consciente de la crisis que el Coronavirus ha provocado. Las medidas tomadas por el gigante asiático para mantener su logística y cadena de suministro funcionando a pesar del aislamiento, hoy deberían ser ejemplo para muchos países que viven esta situación.
China identificó los productos claves y de mayor demanda y como estrategia no solo mantuvo activas estas producciones, sino que las aumentó. Cerraron las fábricas y negocios que no eran de primer orden y utilizaron esa mano de obra para elevar la productividad de los productos de alta demanda. Todos los distribuidores urbanos que transportaban la llamada “última milla” se dedicaron a repartir víveres, alimentos y productos de primera necesidad a los clientes.
Otra buena práctica que se puede apreciar en las medidas tomadas por China fue que establecieron cadenas de suministro directas, optimizando los tiempos de entrega y eliminando intermediarios, garantizando con esta medida que el costo final del producto no se afectara.
Al contrario, la situación actual en Estados Unidos está creando tensión en los trabajadores encargados del inventario y distribución al ver su incapacidad de satisfacer la demanda.
Los operadores de supermercados ahora están tratando de acelerar los pedidos de los proveedores y están contratando más trabajadores en las tiendas para rellenar los estantes vacíos.
Esta situación afecta de manera directa a la población no encontrando satisfacer sus necesidades básicas en los supermercados, siendo este un factor crucial para mantener el orden público durante la crisis.
En estos momentos las cadenas de suministro norteamericanas se ven rebasadas ante su incapacidad de producción y la poca incidencia de las medidas tomadas para mantener un abasto constante de productos, demostrando estar muy por debajo de China en su capacidad de respuesta ante el Coronavirus.