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sábado, diciembre 21, 2024
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Las empresas hacen sonar la alarma por la reestructuración constitucional de México

Imagine que es el director nacional de una empresa multinacional y lucha contra un competidor estatal que compite deslealmente. Sus abogados dicen que tiene un caso sólido, pero el juez es un aliado del partido gobernante, el regulador es un funcionario del ministerio propietario de su competidor y la autoridad fiscal amenaza con encarcelarlo mientras comprueba si sus facturas pueden ser fraudulentas.
Pesadillas como ésta podrían ocurrir en Rusia, pero no son lo que uno esperaría en una nación norteamericana que es el mayor socio comercial de Estados Unidos. De ahí la alarma de los líderes empresariales sobre los planes de México de reescribir su constitución durante el próximo mes para que los votantes elijan a todos los jueces (incluida la Corte Suprema), abolir los reguladores autónomos y una serie de otras medidas.
Las ideas son creación del presidente populista de izquierda de México, Andrés Manuel López Obrador, cuya cruzada contra la pobreza lo ha convertido en un héroe para los menos favorecidos, pero cuyas tendencias autoritarias han molestado a sus oponentes. Lejos de ser un pato saliente en su último mes en el cargo, está avanzando.
López Obrador, constitucionalmente excluido de la reelección, quiere utilizar la recién adquirida fuerza de su partido Morena en el Congreso (de hecho, una supermayoría) para completar una “cuarta transformación” que equipara con la independencia de la España colonial. Las reformas, dice el presidente, impulsarán la democracia y arreglarán un poder judicial corrupto que ha sido capturado por una élite rica.
Pocos dirían que el sistema legal de México necesita mejoras. Muchos crímenes quedan impunes y la corrupción es un gran problema. Pero los líderes empresariales temen que los cambios de López Obrador empeoren las cosas al politizar la justicia.
‘Es un problema particular para los sectores regulados’, dice un alto ejecutivo de una multinacional. ‘La minería, la energía y las telecomunicaciones serán las más afectadas porque requieren grandes inversiones a largo plazo que dependen del Estado de derecho’.
Las empresas individuales se han mostrado reacias a hablar, por temor a represalias, pero la Cámara de Comercio de Estados Unidos está molesta. Dijo que las reformas judiciales ‘corren el riesgo de socavar el estado de derecho y las garantías de protección para las operaciones comerciales en México’. El embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, también lanzó una reprimenda muy inusual a los planes del presidente, lo que provocó una ruptura diplomática.
Los mercados financieros también están mostrando tensión. El peso ha bajado casi 12 por ciento desde las elecciones del 2 de junio en México, a medida que se deshacen las alguna vez populares “carry trades” en la moneda de alto rendimiento. A los inversores les preocupa que los cambios propuestos por López Obrador violen los acuerdos comerciales con Estados Unidos y Canadá, así como con la UE y Asia. Amenazarían la capacidad del país para jugar lo que debería ser su baza: la proximidad a Estados Unidos en un momento en que los fabricantes quieren reubicar las plantas de China más cerca de casa.

‘Hay una tremenda oportunidad frente a México, que es el nearshoring y el friendly-shoring’, dice Alberto Ramos, economista jefe para América Latina de Goldman Sachs. “Y lo están socavando”.
‘En cambio, estamos transitando un camino hacia un conflicto potencial, hacia fricciones con Estados Unidos que afectarán a los mercados, crearán incertidumbre y podrían socavar la inversión’.
La semana pasada, el banco central de México recortó su pronóstico de crecimiento para 2024 a solo 1,5 por ciento, desde 2,4 por ciento en lo que debería ser una economía en auge. Los aliados de López Obrador no entienden el revuelo. Señalan que el presidente dio a conocer sus planes en febrero, los votantes los respaldaron en las elecciones generales de junio al darle a Morena una supermayoría, y el presidente y su sucesora elegida cuidadosamente, Claudia Sheinbaum, siempre han sido claras sobre su intención de llevarlos a cabo. (Sheinbaum le dijo esto al Financial Times en mayo).
Sin embargo, la mayoría de los inversores extranjeros no quisieron creerles. En cambio, esperaban que Morena no lograra obtener una supermayoría o que Sheinbaum, un científico climático y ex alcalde de la Ciudad de México, demostrara ser un tecnócrata pragmático.
Ernesto Revilla, economista jefe para América Latina de Citi, dice que los mercados ‘aún esperan un lado positivo, quieren creer en una historia alcista sobre México y están buscando un pretexto para hacerlo’. En realidad, sin embargo, dice que las reformas constitucionales minarán gradualmente la vitalidad económica de México. ‘Esto se parece más a un cáncer que a un ataque cardíaco’.
Shannon O’Neil, experta en México del Consejo de Relaciones Exteriores, ve pocas posibilidades de que los inversores actúen como freno. “López Obrador está de lleno, Sheinbaum ha redoblado sus ideas porque ella es una verdadera creyente, tienen una supermayoría y eso va a suceder. No creo que el riesgo de una crisis de los mercados los disuada. Llevan seis años esperando hacer esto”.

Fuente: https://www.ft.com/content/b620dfbf-759b-4513-8f36-751844e16626?accessToken=zwAGIU6EqJ9okdO2IN-_dZtFE9OPNnUYROFmJg.MEYCIQCrtSjsvEaOGbvXCkc8Nm8cc0Ena38fJymayaZR-vgcdQIhAPLYbcaALZfo7awoiQAVELidrGBYJ_O7JSptfymXQ17m&sharetype=gift&token=76e4c978-262c-4c7c-8626-0c21a8ca8388

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