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Olvídense de las elecciones estadounidenses: el verdadero desafío económico de México está en casa 

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Prioridades en pugna entre las políticas monetaria y fiscal de México

Mientras el mundo observa con ansiedad el desarrollo de las elecciones estadounidenses, muchos analistas especulan sobre su impacto en la economía de México. ¿Se trastocarán las relaciones comerciales? ¿Se verá presionado el peso por la incertidumbre política? Si bien estas son preocupaciones válidas, la cuestión más importante podría no estar al norte de la frontera. El verdadero desafío de México se deriva de sus políticas internas, un desafío que podría determinar el futuro económico del país más que cualquier acontecimiento externo.

Ajuste monetario versus expansión fiscal

La OMFIF organizó una mesa redonda con Irene Espinosa Cantellano, subgobernadora del Banco de México, para analizar el enfoque del banco para enfrentar los desafíos macroeconómicos del país y su firme compromiso con el control de la inflación. Tanto la inflación general como la no subyacente mostraron una mejora, al caer del 5,6% al 4,6% y del 10,4% al 6,5%, respectivamente (gráfico 1).

Sin embargo, la inflación básica, impulsada por el aumento de los costos de los servicios, se mantuvo firme y el crecimiento de los salarios superó la productividad debido a la agresiva política de salario mínimo de México. Esto complica el manejo de la inflación, ya que persisten las presiones sobre los precios.

Gráfica 1. La gestión de la inflación en México presenta un panorama mixto

Tendencia de la inflación en México, %, julio-septiembre de 2024

Fuente: Banco de México, análisis de OMFIF

En respuesta, el Banco de México ha mantenido una política monetaria restrictiva, permitiendo sólo recortes graduales de las tasas. La Junta prevé que el actual entorno inflacionario permitirá nuevos ajustes a la tasa de referencia, si esta sigue siendo restrictiva. La cautela del banco central refleja las preocupaciones de que una flexibilización demasiado temprana podría desestabilizar las expectativas de inflación.

Por otra parte, la Secretaría de Hacienda parece estar tirando en la dirección opuesta. Se espera que el déficit fiscal de México aumente hasta el 6% del producto interno bruto en 2024, el más alto en dos décadas. El aumento del gasto público, impulsado por grandes proyectos de infraestructura y crecientes gastos corrientes, está alimentando la demanda interna y obstaculizando la capacidad del banco central para controlar la inflación. Esta tensión entre las dos instituciones es inconfundible y puede complicar los objetivos del Banco de México en materia de estabilidad monetaria.

Las presiones fiscales son un desafío creciente

Las perspectivas fiscales de México presentan riesgos sustanciales. Si bien las inversiones en infraestructura están a punto de completarse, no proporcionarán el alivio fiscal previsto. En cambio, los fondos se redireccionarán para cubrir los costos operativos, lo que dejará poco margen para hacer frente a futuros shocks económicos. La falta de consolidación fiscal limita la capacidad del gobierno para implementar cambios significativos en las políticas.

La reforma fiscal es esencial para aumentar los ingresos en un país con una de las tasas de recaudación más bajas entre los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Los ingresos fiscales de México ascienden a alrededor del 16% del PIB, en comparación con el promedio de la OCDE del 34%. Sin embargo, el gobierno entrante ha descartado cualquier reforma importante, por lo que es poco probable que se produzcan aumentos. Esto dejará al país expuesto a mayores déficits, especialmente si el crecimiento económico sigue siendo inferior al esperado, lo que ejercerá aún más presión sobre las finanzas gubernamentales.

Superar estos desafíos fiscales será fundamental para el gobierno entrante, especialmente considerando que las políticas fiscales están chocando con el mandato de inflación del banco central.

Nearshoring: ¿una oportunidad perdida?

En medio de estos desafíos, la deslocalización representa una oportunidad importante para que México atraiga inversión extranjera. Los cambios geopolíticos en las cadenas de suministro globales ofrecen al país la oportunidad de posicionarse como un centro manufacturero. Sin embargo, las preocupaciones en torno al estado de derecho y la estabilidad política son obstáculos importantes. Las reformas judiciales, que han debilitado la independencia del poder judicial al otorgarle más poder a la administración, han generado alarma entre los inversionistas, lo que ha llevado a muchos a adoptar una actitud de “esperar y ver”.

A pesar de estos desafíos, la inversión en activos físicos como la infraestructura ha aumentado, pero gran parte de ella ha provenido de utilidades reinvertidas en lugar de nuevas entradas de capital. El potencial para capitalizar plenamente la deslocalización requerirá un entorno seguro y favorable para los inversores, algo que las políticas actuales de México no logran garantizar.

En los próximos años, la capacidad del Banco de México para controlar la inflación se pondrá a prueba con la expansión fiscal, a menos que el gobierno reduzca el gasto o aumente los ingresos mediante reformas. Sin una mejor alineación entre la política monetaria y la fiscal, la inflación puede permanecer elevada, lo que socavaría las perspectivas de crecimiento. Además, el crecimiento económico de largo plazo de México depende de su capacidad para atraer inversiones deslocalizadas, pero esto sólo será posible si el país puede abordar las preocupaciones sobre el estado de derecho y la estabilidad política.

Fuente: https://www.omfif.org/2024/10/forget-the-us-election-mexicos-real-economic-challenge-lies-at-home/

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