El problema
Los países de América Latina y el Caribe (ALC) están atravesando un nuevo momento geopolítico. Algunos países de ALC se están beneficiando de un mayor acceso a vehículos eléctricos (EV) de bajo costo y alta calidad y de nuevas inversiones de China en toda la cadena de valor que pueden ayudar a cumplir los objetivos climáticos y económicos de los gobiernos. Sin embargo, esto conlleva riesgos, ya que la dependencia de Beijing puede verse exacerbada en un momento en que la economía de China tiene un desempeño deficiente y la competencia geopolítica con Estados Unidos va en aumento. Washington debería encontrar nuevas formas de colaborar con la región para encontrar soluciones que aborden las demandas locales y al mismo tiempo mitiguen el riesgo geopolítico estadounidense.
Introducción
El compromiso económico externo de China está evolucionando rápidamente y está remodelando su relación con los países del mundo en desarrollo, incluida ALC. El compromiso continuo de Beijing con la política industrial está provocando tensiones cada vez mayores con los países preocupados por el exceso de capacidad y un segundo “shock chino”. Sin embargo, las crecientes exportaciones de China y la incipiente producción en el extranjero de productos ecológicos de alta tecnología, como los vehículos eléctricos, están cambiando las ofertas del país a regiones como ALC, que exporta muchas materias primas críticas, desea más inversiones manufactureras de valor agregado, busca abordar el cambio climático, e importa un número cada vez mayor de vehículos de China.
Las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China han generado preocupación a nivel mundial, pero algunos países de ALC ven la competencia entre grandes potencias como una oportunidad para posicionarse como nuevos nodos en este entorno comercial y de inversión en evolución. Dada la creciente importancia de ALC para la estrategia de seguridad económica de Estados Unidos, vale la pena analizar más de cerca la relación cambiante de la región con China, especialmente con respecto a la cadena de suministro de vehículos eléctricos.
La destacada Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de Beijing ha dado forma a sus relaciones con la región de ALC durante gran parte de la última década, pero esto está cambiando rápidamente a medida que disminuye el número de nuevos proyectos de infraestructura a gran escala respaldados por China. En cambio, la inversión extranjera directa (IED) china se está volviendo más común en la región. Aunque las inversiones de China siguen concentradas en el segmento minero de la cadena de suministro, hay signos de un creciente interés por parte de las empresas chinas en ampliar su presencia internacional en la refinación, el ensamblaje y la fabricación, particularmente en la cadena de suministro de vehículos eléctricos. Si esta tendencia se mantiene, representaría un cambio significativo en las ofertas de Beijing a socios potenciales en el mundo en desarrollo. Fundamentalmente para ALC, esto permitiría a China responder a un creciente llamado regional a invertir en segmentos de mayor valor de la cadena de suministro local y, al mismo tiempo, ayudaría a cumplir los objetivos climáticos de los gobiernos. ALC también es cada vez más un mercado para los vehículos eléctricos chinos y, aunque es mucho más pequeño que Europa y Asia, está creciendo rápidamente.
Existen varias razones por las que las empresas chinas están considerando realizar inversiones más allá de la minería en América Latina y el Caribe, y por las que la industria de los vehículos eléctricos parece estar a la vanguardia de esta tendencia. La desaceleración de la economía china y los altos niveles de competencia están alentando a las empresas a buscar nuevos mercados. Esto es particularmente evidente en la industria automotriz, que ha recibido un importante apoyo estatal a lo largo de los años. Debido a que las economías de escala y la adquisición de más datos son cruciales para el proceso de innovación y la competitividad de costos en la industria de los vehículos eléctricos, las empresas tienen un fuerte incentivo para buscar nuevos clientes a nivel mundial.
Recientemente, las empresas chinas se han centrado más en los mercados en desarrollo, en parte debido al cierre parcial o total de mercados automotrices más grandes, como Europa y Estados Unidos, mediante aranceles. Sin embargo, muchas economías emergentes tienen sus propias ambiciones industriales en este espacio. Tomemos como ejemplo a Brasil, que se convirtió en uno de los principales importadores de vehículos eléctricos chinos antes de que entrara en vigor el segundo tramo de aranceles del presidente Luiz Inácio Lula da Silva en el verano de 2024.
El gobierno de Lula también ha recibido con entusiasmo a BYD (el principal fabricante de vehículos eléctricos de China y del mundo), que se hará cargo de una antigua planta de Ford para fabricar vehículos eléctricos en el país. Se trata de una de las tres empresas automotrices chinas que tienen planes de fabricar vehículos eléctricos en Brasil. Una mayor inversión sobre el terreno en ALC podría permitir a las empresas chinas satisfacer la creciente necesidad de vehículos eléctricos asequibles en la región y, al mismo tiempo, impulsar la economía local mediante la fabricación de valor agregado, especialmente si se emplean trabajadores locales. También integraría más a la región con China, tanto económica como tecnológicamente.
Otro factor importante son las políticas de reducción de riesgos en los propios Estados Unidos. Para cumplir con los requisitos de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) y evitar aranceles, por ejemplo, las empresas chinas han estado explorando oportunidades para expandir el ensamblaje y la fabricación en terceros países, incluida la región de América Latina y el Caribe. De hecho, Estados Unidos y otros países desarrollados están poniendo en marcha incentivos y restricciones que apuntan a relocalizar las cadenas de suministro y dirigir a las empresas a invertir fuera de China, especialmente en lugares más cercanos, como América Latina y el Caribe. La IRA, con sus requisitos de crédito fiscal para vehículos eléctricos, representa una de las políticas más ambiciosas hasta el momento en lo que respecta a redireccionar la inversión a terceros países.
El resto de este documento ofrecerá una descripción general de la participación de las empresas chinas en varios segmentos de la cadena de suministro de vehículos eléctricos en América Latina y el Caribe y las implicaciones para la estrategia estadounidense. Si bien la cadena de valor puede ser bastante compleja, este documento se centrará en los minerales clave (es decir, el litio y el cobre), la producción de celdas y paquetes de baterías y el ensamblaje de vehículos.