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viernes, julio 26, 2024
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Importancia de las Zonas Francas para el desarrollo comercial

La Zona Franca en América Latina sin duda ha sido exitosa más de 25 años operando bajo estándares de cumplimiento ahora OEA. La Asociación de Zonas Francas de las Américas (AZFA) como organismo privado con amplia experiencia, ha asegurado el buen desempeño de esta figura a través del trabajo conjunto con autoridades de América Latina y Caribe, y han podido establecer políticas públicas y privadas para su buen funcionamiento y acreditar la figura de Zona Franca.

Esta ventaja enorme está disponible para México que debe, al igual que América Latina, hacer que los beneficios de la Zona Franca se extiendan a la población en la región donde estas se localizan. La gran ventaja de esta figura es que se articula la empresa con gobiernos locales y universidades públicas y privadas para lograr beneficios tangibles como son la capacitación permanente, lo cual conduce a mejora salarial.

En América Latina el empleado de Zona Franca es a nivel local uno de los mejores pagados. Desafortunadamente esto no sucede con la política de la industria maquiladoras de exportación. Según un reporte realizado por la AZFA a finales del año 2015 y comienzos del 2016 el total de zonas francas en Latinoamérica y el Caribe llegó a más de 600 y el número de empresas instaladas fue más de 10,800 para un número total de 1 700 000 empleos generados. Esto representó aproximadamente $35,000 millones de dólares en exportaciones y el valor de las mercancías introducidas alcanzó los $37,700 millones de dólares en la región.

En 1959, Irlanda fue la primera en implantar una zona franca con un modelo asimilado por todo el mundo. El concepto del país europeo consistía no solo en tomar en cuenta el comercio con otros países, sino también la importancia de crear empleo y el perfeccionamiento de las exportaciones fabriles. En Latinoamérica, el primer régimen Zona Franca se implantó en Uruguay en 1923, continuando en 1948 Panamá y en 1958 Colombia.

La desmedida ambición de empresas privatizadas de servicios de comunicaciones a partir de 1993, en pleno Tratado de Libre Comercio (México, Estados Unidos y Canadá) marcaban el momento perfecto de la entrada a la Tercera Revolución Industrial, la de las comunicaciones y sistemas de la información. Desafortunadamente esta etapa se postergó 20 años y México aún continúa saliendo de ella, mientras se queda fuera todavía de la Cuarta Revolución Industrial.

Hoy en el mundo existen alrededor de 3,500 zonas francas, generando aproximadamente 70 millones de empleos directos, dígito que corresponde al 1% de la población mundial, con su máximo apostador China, que genera empleo para 40 millones de personas. Uno de los casos de éxitos en la región de América Latina es el colombiano, país con mayor número de zonas francas en la región. En 2016 existían en Colombia 100 zonas francas, actualmente la cifra asciende a 112 con 963 empresas instaladas y 54,061 empleos directos.

Durante el congreso de Zonas Francas en Dubái se informó que para el primer trimestre del 2015, el 12.7% de las Zonas Francas del Mundo se encuentran ubicadas en Zonas libres de impuestos en Latinoamérica (LATAM), los países de la región han utilizado al menos por 90 años sus Zonas Francas como herramienta para atraer inversionistas extranjeros directos, generación de nuevos empleos y para apoyar en el crecimiento económico nacional, otorgando estímulos, especialmente en impuestos y aranceles, a las compañías que negocian bajo el régimen.

En relación con la generación de empleo las Zonas Francas en América Latina contribuyen de una forma importante en la región. Ejemplo de ello es República Dominicana con el mayor número de empleos creados directos e indirectos con alrededor de 280 mil. Es evidente que estas figuras están inmersas en una gran multiplicidad de sectores con industrias de logística, manufactura, servicios y ventas comerciales. De ahí la importancia de contar con zonas francas en el territorio nacional y trabajar en crear las condiciones necesarias para su implementación.

México por su parte, en este tema también se coloca en la parte trasera de la fila. Las empresas mexicanas se esfuerzan por encontrar las condiciones idóneas que les permitan fortalecer e incrementar sus operaciones comerciales, posicionar sus mercancías y satisfacer las necesidades de sus clientes. Por ello, la Secretaría de Economía creó el programa IMMEX (Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación), que permite la importación temporal de mercancías para elaborar, transformar o reparar productos que serán exportadas.

Las Zonas Francas han confirmado ser una herramienta valiosa para el desarrollo de los países, transformándose en importantes canales para atraer inversión, crear empleo, estimular la transformación y originar cadenas productivas y transferencia de tecnología. Instalarse en una zona franca puede permitir múltiples beneficios para posicionar las empresas a un alto nivel competitivo en el comercio internacional, pues además de ofrecer infraestructuras adecuadas y conectividad, posibilitan una ubicación estratégica para llevar a cabo las operaciones industriales.

Ante la guerra comercial que mantiene Estados Unidos y el avance mundial en la transformación hacia las economías conectadas, hoy México más que nunca necesita de la implementación de las zonas francas para estimular las exportaciones, atraer inversión extranjera, crear empleo, conseguir transferencia tecnológica y suscitar el desarrollo de la región.

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