Desde el hub humanitario en Panamá se organiza el envío aéreo de kits de emergencia para el combate del COVID-19 en Latinoamérica. Localizado en Panamá Pacífico está siendo utilizado como puente logístico para el despliegue de equipos médicos y de protección a la región para hacerle frente a la pandemia que cada vez gana más terreno.
El Depósito de Respuesta Humanitaria de las Naciones Unidas (UNHRD), ubicado en el Centro Logístico Regional de Asistencia Humanitaria de Panamá (CLRAH), organizó el despacho aéreo de equipos de protección personal y kits de emergencia para 13 países de América Latina. Los insumos de ayuda humanitaria fueron enviados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Panamá acumula 786 casos de COVID-19 y 14 muertos, 5 en las últimas 24 horas del 28 de marzo. Estados Unidos es ya el país con mayor cantidad de personas infectadas en el mundo con más de 100.000, por encima de China, epicentro de la enfermedad (más de 81 mil). En el resto del continente, Canadá y Brasil concentran la mayoría de los casos, siendo el segundo de estos el primer país de Latinoamérica en reportar casos de coronavirus.
A nivel global se han contagiado más de 627.000 personas en 188 países del mundo. Más de la mitad de los casos contabilizados actualmente se sitúan en Europa: Italia es el segundo país más afectado del mundo y España, el cuarto. Ambas naciones europeas han superado las muertes de China este mes de marzo y ya acumulan más de 15.000 fallecidos. La cifra de decesos en todo el mundo supera los 29.000 y la de los recuperados supera los 135.000.
El hub humanitario cuenta con un área total de 6.12 hectáreas, tres almacenes con capacidad total de 12 mil metros cuadrados, edificio de control, puntos de control, manejo de carga, estacionamiento y vialidad para la mercancía. El centro logístico está capacitado para facilitar la recepción, manejo, almacenamiento y redistribución de insumos, equipos y recurso humano.
La OMS advirtió sobre la escasez de equipos de protección personal a causa del aumento en la demanda y por las compras. Además, denunció el acaparamiento y el uso indebido de esos productos como consecuencia del pánico. La escasez de suministro (guantes, mascarillas médicas, respiradores, gafas de seguridad, pantallas faciales, batas y delantales) hace que profesionales médicos, de enfermería y otros trabajadores de primera línea estén peligrosamente mal equipados para atender a los pacientes.
Sin cadenas de suministro seguras, el riesgo para los trabajadores sanitarios en todo el mundo es real. La industria y los gobiernos deben actuar con rapidez para estimular el suministro, reducir las restricciones a la exportación y poner en marcha medidas con las que detener la especulación y el acaparamiento.
La ubicación geográfica estratégica de Panamá, por la que transcurren rutas marítimas regionales e internacionales que convergen en el Canal de Panamá, posibilita el flujo constante de mercancías que entran y salen de la región. La infraestructura de transporte existente en el país también ofrece diversas formas de trasladar fácilmente suministros esenciales por tierra o aire.
El transporte logístico y los vuelos chárter se recuperan
Las restricciones de viaje introducidas en enero para ayudar a frenar la propagación del virus han paralizado a las compañías chinas, con millones de trabajadores incapaces de regresar a oficinas o fábricas. También han obstaculizado un sistema de camiones que movió alrededor del 73% de todos los productos en China en 2019, según la Oficina Nacional de Estadísticas, eclipsando el transporte aéreo, ferroviario y marítimo. En los Estados Unidos, alrededor del 70% de los bienes se transportan por carretera.
Los efectos de colapso son enormes: los puertos marítimos se han obstruido con contenedores que no se pueden mover; las fábricas carecen de piezas para la producción y no pueden enviar productos terminados; Incluso los intentos de trasladar la carga a barcazas o ferrocarriles han sido frustrados en gran medida porque todavía se necesitan camiones para el tránsito de última milla. También ha habido un efecto dominó global, dada la dependencia mundial de los productos que se fabrican en China.
Los costos de logística también se han disparado. El transporte de un contenedor de envío de 1,000 millas por carretera desde Chongqing a Shanghai normalmente cuesta alrededor de $1,500; ahora, si se puede encontrar un camión, costará $3,000.
Sin embargo, se perciben algunos signos de mejora. La capacidad de transporte en el sur de China se ha recuperado al 60%, según la compañía naviera AP Møller-Mærsk A/S. Un nuevo sistema en línea que permite a los camioneros solicitar permisos para limpiar puntos de control en algunas regiones ha eliminado un bloqueo significativo. Por otra parte, varios servicios de vuelos chárter anunciaron nuevas rutas para proporcionar capacidad de reserva para los transportistas que ya están buscando espacio en los vuelos.
Dada la naturaleza de las cadenas de suministro y sus dependencias más allá del transporte, es clave la toma de decisión integrada y expedita. Mantener los niveles de producción local de alimentos requiere también asegurar la circulación y la salud de los trabajadores en zonas rurales y urbanas. En ese sentido, es fundamental evaluar el riesgo de los trabajadores del sector logístico (según su rango de edad y condiciones de salud) y definir protocolos de actuación por parte de las autoridades sanitarias para el sector logístico, a fin de reducir riesgos de contaminación de trabajadores y mercancías.
El shock económico provocado por la pandemia requiere también de paquetes de apoyo para los sectores esenciales en el abastecimiento de productos de primera necesidad e insumos médicos, para responder a los desafíos de liquidez y la ruptura de la cadena de pagos. Asimismo, es fundamental asegurar la circulación del transporte de carga en cadenas de suministro esenciales, simplificando normativas y promoviendo la digitalización de todo proceso que requeriría contacto humano.
La experiencia de los países afectados en la primera ola del COVID-19 demuestra que evitar la disrupción en las cadenas de suministro es clave para asegurar el abastecimiento de alimentos a una población en cuarentena, así como proveer insumos médicos a los centros de salud para combatir la pandemia. A la vez, el funcionamiento de dichas cadenas contribuye a reducir el grave impacto en la economía, manteniendo activos algunos de sus sectores.